En Cataluña existen rincones capaces de engañar a los sentidos. Uno de ellos es el Pla de l’Areny, en Mont-roig del Camp (Tarragona), donde el rojo intenso de la roca, las formas erosionadas y el silencio del entorno recuerdan más a Marte que a un paisaje mediterráneo. Sin embargo, este enclave está a solo unos minutos del mar y guarda una de las rutas de senderismo más sorprendentes de la región.

El recorrido es accesible, perfecto para familias, y culmina en la Roca Foradada, una cueva habitada en tiempos prehistóricos que ofrece impresionantes panorámicas del Baix Camp con el Mediterráneo como telón de fondo.

Un paisaje rojo con millones de años de historia

El Pla de l’Areny es un auténtico tesoro geológico. Sus suelos de arcillas y conglomerados silíceos se formaron hace unos 250 millones de años, durante el Triásico, y hoy muestran relieves de un rojo vibrante. El contraste cromático se intensifica con los verdes de encinas y pinares y, en primavera, con el amarillo de la albaida en flor.

Este espacio, catalogado como Espacio de Interés Natural (PEIN) por la Generalitat de Cataluña, también conserva cicatrices más recientes: la extracción de arena roja en los años 40 del siglo XX, utilizada en la fabricación de vidrio.

De la ermita a la Roca Foradada

El itinerario comienza en el aparcamiento de la ermita de la Mare de Déu de la Roca, encajada en la montaña y con vistas espectaculares al Mediterráneo. Desde allí, el sendero asciende suavemente hasta la ermita de Sant Ramon y continúa hacia el corazón del Pla de l’Areny.

Uno de los puntos más esperados es la Roca Foradada, una formación natural con cueva prehistórica en la que se han hallado restos de cerámicas e instrumentos de sílex. Para llegar hasta ella, los caminantes deben atravesar las Escales del Diable, escalones tallados en la roca que aportan un toque de aventura al trayecto.

Senderismo para todas las edades

Aunque la ruta completa presenta algunos desniveles, está bien señalizada y ofrece alternativas más cortas. Una de las más populares parte del área de picnic de la Cova del Patou y recorre solo 2,14 kilómetros, lo que la convierte en una opción ideal para familias con niños.

A lo largo del camino, los visitantes encuentran paneles educativos sobre la flora y la geología del entorno, lo que convierte la excursión en una experiencia didáctica además de visual. Eso sí, se recomienda llevar calzado adecuado, agua y protección solar.

Cómo llegar 

El acceso se realiza desde Mont-roig del Camp. Desde Barcelona, el trayecto en coche dura alrededor de una hora y media por la AP-7 hasta Cambrils, y desde allí se toma la T-310 hasta la señalización de la ermita de la Mare de Déu de la Roca.

Un destino cercano, sorprendente y perfecto para quienes buscan combinar naturaleza, historia y paisajes que parecen sacados de otro planeta sin salir de Cataluña.